Me soñé que eras mía, que tu cuerpo y el mío eran uno, que mis manos recorrían cada
partícula de ese órgano tan extenso:
tu piel
que mis labios acariciaban cada centímetro,
cada poro de tu piel mulata, suave y delicada
perfectamente ilegal pero legal para nosotros,
para nuestros cuerpos,
tu placer y el mío
estaba ahí entre tus delicadas y hermosas piernas,
tus pechos,
tu boca, la mía...
Oh God.
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